Te cuesta tanto respirar que simplemente paras de hacerlo. Te ahogas. Sí, pero quizá ahogarte sea mejor que pensar en tener que hacer algo que ya no te sale mecanicamente desde hace tiempo. En el último segundo, cuándo se te olvidan todos los problemas porque lo más importante es dar una bocanada de aire o mueres, ahí es cuándo lo haces, y ahora acabas de descubrir porqué te encanta dejar de respirar durante ese tiempo. Porque duRante esos instantes lo único que te importa es respirar, todos los demás problemas frente a eso son insignificantes. Y eso, te encanta.